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Para aprobar los Presupuestos Generales del Estado hacen falta los votos de cinco partidos.

Radio Internacional / 11 octubre, 2018
con Federico Quevedo

Para aprobar los Presupuestos Generales del Estado hacen falta los votos de cinco partidos. Lo ha dicho, a modo de aviso a navegantes, Aitor Esteban, portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, escenificaran esta mañana en el Palacio de La Moncloa un acuerdo para aprobar las cuentas del Estado para 2019.

Les voy a ser sincero: habiendo sido testigo de la trayectoria política de Pedro Sánchez, estoy convencido de que va a sacar adelante la aprobación de los Presupuestos, y que incluso va a conseguir que la Comisión Europea le dé el visto bueno a este incremento en más de

5.000 millones del gasto público.

Pero lo cierto es que el paso dado hoy en un escenario un tanto sorprendente -no se sabe si se trata de un acuerdo de Gobierno o de un acuerdo parlamentario-, está cogido con los alfileres de la negociación con el resto de los partidos que apoyaron a Sánchez en la moción de censura. ¿Que le va a ofrecer Sánchez al independentismo catalán? Algún gesto tendrá que hacer, aunque solo sea de carácter económico, consciente de que, en el fondo, a los independentistas no les interesa nada que España se aboque a un proceso de elecciones generales. Y al PNV le compensará. igualmente, con algún premio de consolación y la promesa de una pronta aproximación de presos a las cárceles del País Vasco. En el fondo, todo es una cuestión de chequera, aunque eso signifique que de alguna forma tengamos que pagarlo el resto de los españoles.

Pero, vayamos al acuerdo en sí, que tal y como se ha redactado da la sensación de que se trate más de un programa electoral que de un pacto presupuestario. Sánchez e Iglesias han convertido la Ley de Presupuestos en un cajón de sastre en la que se incluyen medidas que condicionan al Gobierno no sólo en 2019, sino en los próximos cuatro años. Pero les diré que, en el fondo, y a pesar de que desde la derecha se han echado las manos a la cabeza, la mayoría de estas acciones van a tener un importante respaldo social. Tanto, que en el fondo lo que creo es que Sánchez les está enviando un mensaje muy claro a los votantes de Podemos: no votéis a Pablo Iglesias, votadme a mí, porque yo asumo las políticas que propone Podemos y puedo ponerlas en práctica. Dicho de otro modo, si bien Pablo Iglesias puede presumir de haber condicionado al Gobierno de Sánchez, el presidente se está trabajando al electorado de Podemos de una forma inteligente y efectiva.

Hay, en ese pacto, cuestiones que eran de justicia social, como incrementar el salario mínimo o adecuar las cuotas de la Seguridad Social de los autónomos a los ingresos reales de éstos. Y desde el punto de vista fiscal, lo que parecía que podía ser un ejercicio de voracidad sobre los beneficios de las empresas y las rentas más altas se ha quedado en un suave mordisco que permitirá, sin embargo recaudar esos 5000 millones que necesita la ministra de Hacienda para cuadrar las cuentas. ¿Es este un ejercicio de realismo? Lo veremos cuando al final de la negociación los presupuestos viajen a Bruselas a bordo de un pen drive o de un furgón blindado. Lo primero querrá decir que el Gobierno ha conseguido el objetivo de cumplir con los márgenes impuestos por la Comisión Europea. Y lo segundo, que se la ido de las manos.

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