Pactar o no pactar con Vox, esta parece ser la cuestión que tiene a toda la clase polÃtica y a la periodÃstica en vilo en los últimos dÃas. Cierto que en estas fechas la intensidad informativa desciende y eso ha sido aprovechado por la formación que preside Santiago Abascal para lanzar un órdago que les ha situado en las portadas de los medios y abriendo los informativos de radio y televisión, y que no es otro que el que ya comentamos ayer: condicionar su apoyo al pacto del PP y Ciudadanos en AndalucÃa a que estos dos partidos renuncien a sus propuestas sobre violencia de género y se comprometan a derogar la ley que Vox considera inconstitucional.
Ya dije ayer lo que me parecÃa, y más allá de emplazar al partido ultraderechista a llevar esa ley al Tribunal Constitucional si realmente considera que no se cumple la Constitución, déjenme sin embargo decirles otra cosa. El culpable de que nos encontremos en esta situación, el responsable de que hoy sea posible -según las encuestas- un pacto a tres que desplace a la izquierda del poder, el artÃfice de que de pronto un partido que se enfrenta al sistema pueda formar parte de alguna clase de alianza que permita a otros gobernar, se llama Pedro Sánchez. Porque eso es, exactamente, lo que él ha hecho sacando adelante una moción de censura con los votos del independentismo y de los amigos de ETA.
Sánchez pudo haber corregido esa anomalÃa convocando de inmediato elecciones anticipadas, tal y como dijo que iba a hacer, pero en lugar de eso ha preferido seguir gobernando con esos apoyos cuando menos tan indeseables como pueda serlo el apoyo de Vox. El problema es que permitiendo y aceptando los votos del independentismo y de los herederos de ETA, Pedro Sánchez ha conducido al paÃs a una situación inimaginable hace unos años, y en la que se han roto todos los consensos básicos de la Transición. Y uno de ellos era, precisamente, el de que ningún partido que fuera contra el sistema podrÃa servir de apoyo de Gobierno para cualquiera de los partidos constitucionalistas.
Permitiéndolo, Sánchez ha roto las costuras del sistema, y no contento con ello pretende alargar en el tiempo esa anomalÃa. Luego nadie puede sorprenderse, ni rasgarse las vestiduras, ni apelar a la ética o la estética cuando el PP y Ciudadanos se prestan a aceptar los votos de Vox para gobernar en AndalucÃa. No deben hacerlo a cualquier precio, ya lo dije ayer, pero una vez que esas costuras han saltado por los aires, y los antisistema han sido invitados a formar parte del equilibrio constitucional, lo que no puede hacerse es cuestionar a unos al mismo tiempo que se pacta con los otros.
Foto Fuente: Periodista Digital