Oriol Junqueras no es un criminal. Se que decir esto me cuesta muchas incomprensiones, pero intentemos por un momento no dejarnos llevar por el apasionamiento, y centrémonos en la realidad de los hechos, porque al final aquellos que le tachan de criminal, golpista y delincuente, no hacen sino caer en la misma trampa verbal en la que caen los extremistas del secesionismo cuando identifican a todo el que no piensa como ellos con el fascismo. Oriol Junqueras puede estar equivocado, sin duda sus actos deben ser llevados ante la Justicia porque vivimos en un Estado de Derecho y saltarse la ley tiene consecuencias.
Pero, insisto, no es un criminal. No merece estar en la cárcel, ni siquiera por la más que poco creÃble sospecha de que pudiera escaparse a otro paÃs. Lo he dicho otras veces y lo reitero hoy: la prisión preventiva es un anacronismo jurÃdico que tiene sentido para cierto tipo de delincuentes violentos con riesgo de reincidencia. Pero No estamos hablando de un criminal, sino de un polÃtico que movido por sus ideas ha intentado llevar a cabo algo que desde un punto de vista polÃtico es perfectamente legÃtimo y, por eso, su partido y otros partidos que defienden la independencia de Cataluña tienen representación parlamentaria. Porque no olvidemos que esta es la paradoja en la que nos movemos: se puede defender la independencia de Cataluña, pero no se puede hacer nada para conseguirla dentro de los márgenes de la legalidad.
Lo cierto es que, movido por sus ideas, Junqueras formó parte de una conspiración polÃtica para lograr ese objetivo sorteando la ley y la Constitución, y por eso el Tribunal Supremo le juzgará a él y a otros que le acompañaron en ese desafÃo al Estado de Derecho. Si hubo rebelión o no, lo decidirá el tribunal que le juzgue, y lo cierto es que existe un debate jurÃdico de fondo sobre el asunto hasta el punto de que alguien con una formación jurÃdica muy sólida como el ex presidente del Supremo, Pascual Sala, opina que no se ha dado ese delito, en contra del criterio del juez Llarena. Yo no soy nadie para decir si hubo o no delito de rebelión, pero sà que creo que ninguna persona debe estar en prisión por sus ideas, aunque sus ideas le hayan conducido a vulnerar la ley. Y no me vale la comparación con saltarse un semáforo en rojo o cometer otro tipo de faltas y delitos, porque no es lo mismo y ustedes lo saben.
Asà que no me ha parecido mal que Pablo Iglesias haya ido a la prisión de Lladoners a visitar a Junqueras… Otra cosa es criticar su afán de protagonismo, su obsesión por aparentar que quien manda aquà es él, y no Pedro Sánchez… Pero hablar con Junqueras es necesario si queremos resolver el conflicto polÃtico con Cataluña. Y en ese sentido Iglesias ha dado un paso positivo, que si de algún modo contribuye a aflojar la tensión polÃtica, será bienvenido. El problema es que yo creo que el Gobierno tiene muy difÃcil a estas alturas cualquier gesto hacia los polÃticos presos, al menos hasta que concluya el juicio en el Supremo.
Y aún asÃ, entonces, ya veremos