Astaná, capital de Kazajistán, se consolida como un centro de integración global y de conciliación de los pueblos del Asía Central, un modelo de modernización y un referente de tolerancia que, además, abandera el camino para que el país se convierta en un destino turístico sostenible, tanto por su calidad como por sus fantásticos activos como la Ruta de la Seda, su biodiversidad, su cultura milenaria y, sobre todo, por la generosidad y calidez de sus gentes. Kazajistán es un destino imprescindible que todo viajero debe tener en su cuaderno.