En directo

Hoy siento vergüenza de ser hombre…

Radio Internacional / 20 diciembre, 2018
con Federico Quevedo

Querida Marta, querida Pilar, querida Carmen, querida Eugenia, querida Concha, querida Laura, querida Lorena, querida Alejandra, querida Mónica, querida Almudena, querida… Hoy, estos días, siento verdadera vergüenza de ser hombre. Siento vergüenza por pertenecer al mismo género que ese animal, ese monstruo sin alma, sin sentimientos, sin corazón… sin empatía, que ha violado, torturado y asesinado a Laura Luelmo.

Se que llevo tres días hablando de lo mismo, pero os aseguro que es así porque siento ese dolor inmenso que produce la impotencia. Me avergüenza que un tipo así pueda llamarse ‘hombre’, porque no lo es.

Sin duda su aspecto, su voz, su código genético son los elementos que le configuran como un hombre, pero os aseguro que no lo es. Los hombres, los de verdad, os pedimos que no sintáis miedo. Los hombres, los de verdad, hemos aprendido a amaros, a respetaros, a admiraros, a sentiros como la parte más importante de nuestra vida, a saber que sois maravillosas y que sin vosotras la vida sería un verdadero infierno. Hemos aprendido a entenderos, a conocer vuestro miedo y a ofreceros el abrazo del consuelo y de la esperanza…

Si, la esperanza, la esperanza en un futuro en el que seamos capaces de ayudarnos y de considerarnos verdaderamente iguales. La esperanza en que un día esos ‘otros’ hombres, los que no lo son de verdad, dejen de ser un problema y sean solo una anécdota casi sin importancia. La esperanza en que no sea necesario seguir reivindicando derechos que ya deberían ser iguales para todos y, sobre todo, la esperanza de saber que el miedo será solo un mal recuerdo.

Se que ahora ese miedo está ahí, cada vez que un hombre os mira más tiempo del que consideráis prudente aunque esa sea una mirada perdida en vuestro infinito, cada vez que un hombre parece seguiros por la calle aunque simplemente vaya por vuestro mismo camino… cada vez que aparezca un hombre detrás de una esquina en una calle solitaria aunque sólo sea una casualidad… El otro día en un callejón cerca de mi casa la chica que iba delante de mí, asustada, se apartó para dejarme pasar… “Tranquila -le dije-, no pasa nada”. Pero se que siguió asustada hasta que desaparecí a la vuelta de una esquina y me vio alejarme.

Lo entiendo. Lo entendemos. Somos conscientes de que es así y os pedimos, os pido, que no tengáis miedo. Que la mayoría de los hombres, los de verdad, daríamos la vida por defenderos porque cada vez que una de vosotras es asesinada por uno de nosotros, algo tan maravilloso como es el amor muere con ella y se lleva un poco de nuestra alma.

Foto Fuente: ABC

Deja una respuesta

No te pierdas ningún programa 
Suscrí­bete y mantente informado
Todas las noticias, tus programas favoritos, propuestas, ofertas a nuestros suscriptores y mucho más 
Quiero estar informado
Te podrás desuscribir cuando desees.
close-link