Estas son las cuatro razones por las que a Pedro Sánchez no le interesa aprobar los Presupuestos para 2019. O, al menos, las cuatro razones por las que tampoco le importa tanto no aprobarlos. No quiero decir con esto que el Gobierno se congratule de la imposibilidad de aprobarlos, pero da la sensación de que ha hecho de la necesidad virtud, y eso tiene una explicación que podrÃa dividirse en cuatro argumentos fundamentales:
El primero, que por dos veces las autoridades de la Unión Europea le han dicho al Gobierno de Pedro Sánchez que las cuentas que habÃa presentado para 2019 por un lado no eran muy creÃbles y, por otro, incluÃa una previsión de subida de impuestos con la que Bruselas no estaba muy de acuerdo. Sin embargo, prorrogar los presupuestos del PP le permite al Gobierno dar por cumplidas las expectativas de la Comisión, aún sabiendo que de ninguna manera se van a acumplir los objetivos previstos y España va a seguir sometida al régimen de déficit excesivo.
El segundo, muy relacionado con el primero, es que teniendo en cuenta que ya no debe cumplir con el objetivo de ingresos y gastos que se habÃa propuesto, sino que tiene que mantener las previsiones que le habÃa dejado en herencia el Gobierno de Mariano Rajoy, tampoco se va a ver obligado a aplicar las subidas de impuestos que tenÃa previstas.
Una buena noticia para las clases medias y, sobre todo, para los autónomos, que habÃan rechazado cualquier subida de la cotización a la seguridad social tal y como habÃa previsto el Ejecutivo socialista.
El tercero, disponer de una excusa para evitar tener que adoptar, al menos de forma inmediata, alguna de las medidas que el Gobierno habÃa anunciado en sus presupuestos como consecuencia del pacto con Unidos Podemos. Sin embargo, no aprobar los Presupuestos no significa que el Gobierno no siga adelante con lo que considera, por ejemplo, su medida
estrella: la subida del SMI. Pero lo hará de forma que no suponga un aumento excesivo de un gasto para el que no tiene la correspondiente correlación de ingresos.
Sánchez puede imponer su propio calendario de aprobación de las medidas sociales sin estar sujeto al pacto con Podemos, de manera que será él quien rentabilice esas medidas, y no asà el partido de Pablo Iglesias que, una vez que los Presupuestos han decaÃdo, ya no puede ‘presumir’ de haber impuesto su agenda social al Ejecutivo de Sánchez y, por el contrario, se verá obligado a darle un respaldo parlamentario sin obtener rédito electoral a cambio.
Y cuarto, que se evita el tener que negociar con los nacionalistas un acuerdo incómodo que le situaba en el ojo del huracán. Al contrario, puede incluso echarles la culpa de no haber podido sacar adelante las cuentas del Estado y asà alardear de un cierto distanciamiento del independentismo. A Sánchez, como he dicho, no le viene nada mal que los Presupuestos no se aprueben. Otra cosa es a Pablo Iglesias, a quien prorrogar los presupuestos de Rajoy le hunde su estrategia de intentar aparecer ante la opinión pública como si fuera una suerte de vicepresidente sin que nadie le haya nombrado.